EL MUERTHO DE TIJUANA

 

Balthazar Hernández Ramos o como se hace llamar Viejo Decrépito se convirtió en uno de los personajes más queridos e incomprendidos, un icono de la escena musical underground en Mexico. El Muertho canta sobre el amor y desamor, anti-religión, lo irremediable y una sexualidad sin género. Con un teclado usado y viejo, sus composiciones son una mezcla de synth-goth, new wave y cumbia. Combina la cultura pop y el slang Mexicano como parte de su lírica; emulando a un personaje excéntrico, sarcástico, un adorador ridículo de Satanás.

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El Muertho es un play teatral con gran carisma e ingenio. Adopta el humor negro, burlándose y criticando una sociedad mojigata con creencias falsas. Es audaz, sin temor a expresar sus perversidades y compartir su atípico estilo de vida. El Muertho es una persona sin complejos, sin vergüenza de demostrar su verdadero ser. Glorifica sus aberraciones y vulgaridad, lo cual ha hecho más fuerte su personaje al aceptarse, quererse tal y como es.

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“Cuando te tomas demasiado en serio, lastimas el alma. En esta vida puede que sirvas como espejo para hacer sentir incomodo a ciertas personas. En ese acto se puede revelar un reflejo de sus más obscuras sombras y en algunos casos las tuyas también. Nadie es inmaculado, todos somos impuros y estamos distorsionados de alguna manera u otra”.

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Este trabajo fotográfico se realizó después de mi primera sesión con el Muertho, se desenvolvió una amistad y me confío aquellas historias personales que hasta la fecha se han quedado conmigo. Intento demostrar quién está detrás del personaje, o por lo menos, como fue que llegó a serlo. La apariencia es un factor principal de la comunicación no verbal, uno pretende entender lo que desconoce. La sociedad está atada al acto de juzgar es por eso que considero a Balthazar un personaje fascinante; con una ideología e intuición despierta, sabia y perspicaz. El Muertho es la evidencia de que la “apariencia es un reflejo de la esencia misma”.  

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Zophie Felina 

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